Es extraño, un día piensas que te vas a comer el mundo, que
eres perfecta, que puedes con todo y con todos y al día siguiente te odias, no
quieres mirarte en el espejo, lo único que deseas es que lleguen los días
buenos.
Se supone que es la adolescencia y que todo esto pasara. Pero
creo que no, porque si te paras un momento y te fijas en los demás te das
cuenta que le pasa lo mismo.
Da igual la edad que tengas para sentirte acomplejado o
radiante. Porque ha todos, mas o menos, nos importa la opinión de los demás.
También me gustaría hacer otra reflexión. Pensar en alguien
popular de vuestro colegio, instituto, bachiller o de vuestro círculo. Son personas
seguras, que miran por encima del hombro, que son perfectos y nunca cometen un error.
¿O tal vez no sea así?
La mayoría de los complejos te lo provocan ellos, pero algo
me dice que también están acomplejados y lo único que les alivia es ver a la
gente de su alrededor peor; pero os digo que da igual como seas alto, bajo,
gordo, flaco, simpático, soso, extrovertido, sencillo, rebelde, dócil, amable,
cariñoso, antipático, generoso, agarrado, egoísta, egocéntrico, feo o guapo. Porque
seas como seas eres perfecto para alguien.
Cuando termines de leer esto te pido que vallas y te mires a
un espejo sonríe y di ¡ERES FANTASTICO!
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