Pise con fuerza, marcando el territorio y demostrando que
algo de allí me pertenecía, el viaje fue largo deje mi casa con el sol en la
cima y ya casi se ocultaba.
Mire para el cielo y me extraño que pájaros distintos
volasen de aquí para allá y sin ningún sentido aparente, pero no entiendo nada
de pájaros así que no le di más importancia.
Yendo en el tren dirección al hostal, recordé como empecemos
ha hablar con él. Estaba yo visitando por mil y una vez Málaga, mi Málaga La Bella y recibi un millón de
mensajes sin sentido “Eeeeee” “Tuuuu” “Niñaaaa” “¿Hay alguien?” Cuando mire el
móvil lo único que supe escribir fue “Si aquí estoy J.” Fue raro, en
definitiva todo lo relacionado con nosotros fue raro. La manera de masticar
chicle cuando nos veíamos, los temas de hablar, nuestra personalidad, las
miradas… Ya nada importaba.
-¿Y esa
sonrisa?
-Estamos en
Italia ¿Cómo quieres que este si no?
- No creo que
se ha solo por estar aquí, es por algo mas…
-No
No la podía engañar me conocía demasiado bien para poder
mentirle.
Al llegar a la recepción demostré mis dotes de Ingles,
Francés e Italiano. Pero el recepcionista no supo apreciar mi dialecto. Gracias
a Dios que existe los traductores en el móvil. Tal vez entendería a la mujer
que habla en el traductor mejor que a mí. No se.